Escribiré aquello que me gustaría comentar si estuviera en un Starbucks, en una mesita redonda con mi café. En cualquier café madrileño, por la mañana.
Probablemente hable de mi maternidad y lo siga haciendo cuando no esté viviendo el primer mes de vida de mi hijo y el segundo año de mi hija.
Tengo sobre mi cama el libro autobiográfico de Barack Obama “Los sueños de mi padre” además de Kleenex y un chocolate amargo.